Dos acuarelas basadas en fotografías del año 1920. Aunque el aspecto de la Ría del Nervión ha cambiado sensiblemente en tantos años y ya no vemos tantos humos, aún recuerdo aquéllos anocheceres vistos desde Portugalete, llenos de misterio, luz y sombras. Un pequeño homenaje a todos los trabajadores de Altos Hornos de Vizcaya que, durante un siglo, hicieron próspera a nuestra región. Va por ellos.
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